Un llamado para Padres, Maestros y Amigos de los Niños Por Barbara Gilma, http://barbragilman.com/consciousparenting.htm
¿Qué pasaría si cada niño que viene a este mundo naciera con un manual personalizado amarrado de la punta de su pie? ¿Qué pasaría si todos los nuevos padres pudieran inyectarse una serie de vacunas nuevas que los inocularan contra el repetir los errores de sus padres? ¿Qué pasaría si a todas las personas que cuidan a los niños, bien sea sus padres, abuelos, maestros o amigos se les diera un dispositivo especial que les permitiera ser clarividentes, asegurándoles asi que nunca más malinterpretarán o tratarán mal a un niño por razón alguna? ¿Qué pasaría si cada niño que nace creciera saludable, feliz, tranquilo y libre? ¿Qué tipo de mundo sería este?
Bueno, no existen los manuales personalizados amarrados a la punta de los pies, los dispositivos de clarividencia o las vacunas para ayudar a los padres. No existen garantías de que alguno de nosotros estemos aunque sea emocionalmente preparados para ser padres cuando lo somos. La mayoría de nosotros, simplemente nos adentramos en la paternidad, esperando lo mejor. Y para nuestro crédito, permítanme decir que en mi opinión, la mayoría de nosotros se esfuerza para hacer lo mejor en todo momento y a veces en contra de todas las posibilidades. Es tan sólo que, con mucha frecuencia lo mejor que podamos simplemente no es suficiente para prevenir que los patrones enfermizos que hemos heredado sean transferidos a nuestros niños.
Entonces, ¿qué podemos hacer?
Como padres en nuestro deber poner atención no sólo a nuestros niños sino también, y tal vez principalmente, a nosotros mismos, a nuestras propias necesidades, a nuestras propias heridas. De hecho, es casi seguro que cada persona que lea este artículo tenga al menos un recuerdo doloroso de un momento en el cual sus padres lo mal entendieron completamente o hicieron exactamente lo opuesto a lo que necesitábamos para crecer como una persona balanceada con una autoestima sólidamente saludable. Algunos de nosotros tenemos más de un recuerdo. Y para otros, los recuerdos dolorosos pesan mucho más que los dulces.
No obstante, cuando la mayoría de nosotros nos convertimos en padres, asumimos que sencillamente sabremos que hacer, o que haciendo lo que nuestros padres han hecho será suficiente para nuestros hijos. Pero no “simplemente sabemos” como criar sino que repitiendo lo que nuestros padres han hecho criandonos a nosotros es igual que transmitir el daño a nuestros hijos y no nutrir su desarrollo hacia personas íntegramente saludables y balanceadas.
Incluso aquellos de nosotros que fueron criados en ambientes amorosos y de apoyo pueden no saber que hacer ante las demandas de la vida en el mundo post modernista. Muchas familias ya no logran sobrevivir con una sola fuente de ingreso. Con ambos padres trabajando, las cenas familiares y muchas otros rituales simples, estabilizadores y conectivos de la familia, están perdidos. Para compensar la ausencia de unión, los padres optan usualmente por la sobre-matriculación de los niños en actividades extracurriculares. El resultado es la familia Pos Modernista: un grupo de personas viviendo bajo el mismo techo pero yendo en direcciones tan diversas que dificilmente tienen la oportunidad de desarrollar una intimidad real. Las familias Post-Modernistas se vuelven desconectadas en vez de interconectadas. Algunas veces, los miembros de la familia pareciera no conocerse en absoluto los unos a los otros.
A medida que nos adentramos en el nuevo milenio, las fuerzas que gobiernan la evolución humana han arrojado un nuevo elemento a la mezcla, un nuevo regalo para el futuro de la humanidad y un nuevo reto para que lo aceptemos todos nosotros:Los Niños Indigo.
¿Quienes son los Niños Indigo?
Estas nuevas almas están llegando abordo para facilitar nuestra transición al próximo escalón en la evolución de la consciencia humana. Ellos son seres multidimensionales altamente sensitivos, usualmente con muchos talentos y poderes intuitivos refinados. Nunca antes en el espectro de los registros históricos nuestros niños habían sido tan diferentes de nosotros. Ellos son, como lo dijo una mujer, mirando fijamente a un infante indigo, “sabios de nacimiento”.
¿Qué es eso que saben los Niños Indigo que nosotros no sabemos? Los niños Indigo saben instintivamente quienes son ellos, qué necesitan y que lo que sienten es verdadero. Ellos saben como se supone que los seres humanos debieran tratarse los unos a los otros. Ellos esperan que las personas sean honradas y respetuosas. Ellos bajo ninguna circunstancia responderán bien a las mentiras o a la manipulación. Los Niños Indigo esperan explicaciones y usualmente no se conformaran con un “Porque yo lo digo”. Ellos lo sienten mejor cuando se les dirige la palabra en todas las ocasiones como si fueran adultos.
Cuando son maltratados o malentendidos, los Niños Indigo tienden a terminar con Ritalin o cualquier otra droga similar diseñada para modificar la conducta. Este tipo de “pañito caliente” o solución temporal a las necesidades y demandas de nuestros jovencitos pueden hacer más manejables el día de escuela y la tarde en casa, pero cómo ayuda esto a nuestros hijos? No lo hace. Lo que está haciendo es ayudándo a los adultos a mantener el status-quo.
Pero, ¿cuál es el status quo que los adultos tratan de mantener? Está nuestro mundo tan perfectamente balanceado, tan lleno de amor y paz que podemos darnos el lujo de no cuestionar nuestrar elecciones? Podemos honestamente darnos el lujo de ignorar la posibilidad de que si nuestros niños están teniendo dificultades seamos nosotros los que necesitemos cambiar? No lo creo. De hecho, creo que el futuro de nuestro mundo depende de los padres,maestros y otros adultos que se preocupan por el bienestar de los niños, desarrollando la comprensión y conductas necesarias para permitir a estos niños desarrollar sus habilidades al máximo. Y necesitamos ser capaces de hacer esto en plena conciencia de que en muchas instancias no tenemos idea de cuantas de esas habilidades se deben a que el Niño Indigo está, por lo general, dotado de una manera realmente novedosa.
¿Qué podemos hacer? Educarnos a nosotros mismos. Leer sobre los Niños Indigo. Explorar nuestras propias experiencias de la niñez tanto positivas como negativas. Crecer como personas. Y más que todo: podemos ser honestos con nosotros mismos y con nuestros niños. Los nuevos niños saben que necesitan, y si permanecemos abiertos y aprendemos a escuchar sin estar a la defensiva, ellos nos lo dirán. Tomar en serio los puntos de vista de los niños puede ser nuevo para muchos de nosotros, pero podría ser precisamente un punto de vista Indigo lo que más necesita nuestro mundo hoy día.
Traducción al español autorizada por al autora a Carolina Suniaga (E-mail: csuniagaj@cantv.net).Nota del traductor: Estas traducciones están registradas en derechos de autor, está prohibido su uso con fines de lucro.
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